
Dos empresas brasileñas, con muchas influencias dentro de las instituciones públicas dominicanas y con problemas en gran parte de Latinoamérica, estarían adueñándose de la mayoría de las obras de infraestructuras otorgadas por el gobierno en todo el país, aunque para ello tengan que hacer malabares.
Se trata de las compañías Norberto Odebrecht y Andrade Gutiérrez, que aprovechan sus “buenas relaciones” con los funcionarios de las carteras encargadas de realizar construcciones, para adjudicarse las obras entre sí.
Para muestra un botón: dentro de un rango de diez días saldrá, oficialmente, que la empresa Andrade Gutiérrez ganó la licitación para la construcción de la presa de Monte Grande, cuyos únicos contrincantes son otras dos constructoras socias suyas, o sea, que el dinero se queda en la familia.
A las empresas se les otorgó un contrato grado a grado en el año 2006, cuando la Ley que lo prohíbe no había entrado en vigencia y hubo un decreto puente, pero por la emergencia y la necesidad de la obra, se firmó el contrato con otra constructora.
Una de las empresas, a la cual se le había ofrecido la obra de la presa, empezó atacar y sus directivos en Brasil se reunieron, porque tenían problemas en la Secretaría de Obras Públicas “y tanto dio la gota en la roca, hasta que hizo mella y rescindieron el contrato”.
Odebrecht y Andrade Gutiérrez utilizaron a Mariano Germán, Marino Vinicio Castillo, Abel Rodríguez del Orbe y César Pina Toribio, quienes dieron la opinión de que la obra debía ser licitada, e incluso uno de ellos lo apoyó en un estudio, pero la institución encargada de la construcción, hizo lo que entendía le convenía.
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