
Decenas de jóvenes con sus rostros cubiertos increpaban este lunes a la policía que custodia la Casa Presidencial en Tegucigalpa, armados con palos y barras de hierro, mientras demandan por altavoces que se restituya al depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya.
"Estamos esperando al presidente Mel (Zelaya), el único", dice exaltado José, cuyo rostro lo cubre un pañuelo y empuña una barra de hierro.
"Nos quedaremos aquí hasta que vuelva a la Casa Presidencial y se respete la Constitución", señaló sobre una la barricada que corta la Avenida Juan Pablo II, sobre la cual se ubica la sede de la presidencia, en cuyo interior se encuentran acantonados decenas de policías antidisturbios y camiones militares.
"¡Fue un golpe de Estado, Mel Zelaya no renunció!", dice Amilcar Umanzo, enarbolando un manual de los derechos humanos en la mano. "La clase política y económica se unieron para derrocar al presidente constitucional", denunció.
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