lunes, 3 de noviembre de 2008

Y es caqui en yola no!…….. Mira lo que puede pasar

Por Juan Carlos Valdez
El Nacional Y Alicia Ortega por colaborar.








De masiada agua para 33 personas.



Es cierto que nuestro país “República Dominicana” esta dura la vida, critica y a la vez como el cangrejo.

Pero no para que los dominicanos, sin fe se atrevan a trasladarse a otros países en Yola. Mira lo que les ocurre a los que aspiran a un futuro mas acelerado que el que pueden tener.

La tragedia comenzó el 17 de octubre, cuando se embarcaron en Sánchez 30 hombres y tres mujeres, con destino a Puerto Rico.

Todos son nativos de los barrios, Caminos Vecinales, Los Rieles, La Castellana, Los Maestros, Vista al Valle y las comunidades rurales de Estanzuela y La Guama, de San Francisco de Macorís.

Almánzar Paulino, su hijo Álvaro Luis Almánzar Batista, de 21 años; Gregorio María Marizán y su hermano Saulio Manuel María Marizán, son los únicos sobrevivientes.

Saulio fue el único de los sobrevivientes que no incurrió en canibalismo, pues prefería morir antes que comerse a su compañero.

“Mejor que me mate Dios, les dije... yo no voy a comer, y no comí”, expresó, y añadió que “no sé, algo me decía que no, que no podía ni tocarlo”.

“Cuando iban 15 muertos, ya no soportábamos la sed y el hambre; tuvimos que coger uno, ripiarlo y comérnoslo”, afirmó Almánzar Paulino.

Agregó que en ese momento ya los otros muertos habían sido tirados al mar.

Almánzar Paulino es padre de 12 hijos y se embarcó para la peligrosa travesía con el menor de los varones. Tuvo que hipotecar su casa para pagar los 50 mil pesos por cabeza que pagaron por el viaje ilegal.

“Al ver ya a mi hijo que no tenía nada, cogí un trapito que había en la yola, me lo chupé, lo halé y le di el agua a mi hijo en la boca”, explicó Almánzar Paulino en referencia al nivel de deshidratación que presentaba el joven.

La yola en que viajaba el grupo tenía 22 pies de eslora y de acuerdo a los sobrevivientes, llegaron a divisar las islas Mona y Desecheo, es decir, que estuvieron cerca de Puerto Rico.

Explicaron que el capitán de la yola, alegando que era un viaje de dos días, prohibió llevar comida y agua, por lo que surgió un conflicto porque al atacarlos el hambre y sed comenzaron a desesperarse.

Al sexto día de estar a la deriva murió el primero del grupo y al día siguiente, el yolero, sintiéndose condenado por la muerte de dos personas en un viaje anterior, se lanzó al mar.

“Yo voy a buscar ayuda”, alegó al dejar la yola, relató Gregorio María Marizán, de 31 años. En ese momento no se veía tierra, luces ni nada.
Marizán dijo que un tercer hermano suyo, Enmanuel María Marizán, de 30 años, se ahogó al lanzarse al agua al noveno día a la deriva.

“Cuando uno se está alimentando de una persona siendo de su mismo género, eso es lo más terrible”, expresó Gregorio, quien dijo que gracias a su experiencia como pescador, tomó el timón de la embarcación.
Agregó que pedía a Dios ya los santos que le dieran valor, “porque si en una agrupación nos desesperamos todos, todos íbamos a fracasar”.
Los cuatro sobrevivientes podrían ser dados de alta este lunes.

Naufragios similares son frecuentes después que los dominicanos apelaron a las yolas para intentar ingresar ilegalmente a territorio puertorriqueño, con la intención de trabajar y mejorar sus condiciones de vida.

Y eso les paso a 33 Francomacorisanos que naufragaron cuando se dirigían hacia Puerto Rico en una embarcación en la cual 3 sobrevivientes tuvieron que comerse a uno de sus compañeros.
No han valido las campañas de las autoridades ni el escarmiento que suponen esas muertes masivas. Nada, por macabro que haya sido, ha amedrentado a ilusos dominicanos que no sólo ponen en peligro sus vidas sino la estabilidad de sus parientes, porque en la mayoría de los casos hipotecan casas y disponen de otros bienes para conseguir el dinero para el viaje.

Son mas los dominicanos que han dejado sus vidas en el mar tratando de alcanzar esa meta estúpida de querer hacerse rico de la noche a la mañana.

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